Debemos matizar que la expresión, más que verbo, contestar hace referencia a responder de una manera negativa, desagradable o que denote una falta de respeto del niño o niña hacia sus padres y madres. Es una expresión, como decimos, tal vez en desuso, y que hoy podríamos sustituir simplemente por hablar mal. Somos conscientes de lo sorprendente y a la par desagradable que resulta que nuestro peque se dirija a nosotros de ese modo, si bien la primera vez es la más impactante, porque solemos experimentar cómo, de la noche a la mañana, la ternura queda a un lado para dar paso a las espinas. De hecho, muchos papás y mamás llegan a preguntarse qué ha pasado con su bebé.
Pues bien, no ha pasado nada. Todos los padres y madres pasamos por la experiencia de recibir una mala contestación de nuestros hijos en algún momento. Suele ser algo que comienza a ocurrir alrededor de los dos años de edad, aunque en algunos casos puede ocurrir más tarde. Pero no hay que preocuparse, porque siguen siendo los mismos niños tiernos y adorables que han sido siempre, solo que ahora necesitan otras cosas de nosotros, como autoridad bien entendida, límites y normas. Y es natural sentirnos dolidos, frustrados o incluso enfadados. Sin embargo, es importante comprender qué hay detrás de estas respuestas y cómo podemos gestionarlas de una manera que ayude a nuestros peques a desarrollar habilidades emocionales y comunicativas sanas.
¿A qué se deben las malas contestaciones de mis hijos?

En la mayoría de los casos, las malas contestaciones suelen ser debidas a una escasa madurez emocional, que impide que el niño o niña pueda responder de forma más controlada, o bien a una falta de habilidades de gestión de conflictos por parte de los padres y madres. Pero tranquilos, porque desde nuestra escuela infantil de metodología Montessori vamos a explicaros detalladamente qué hay detrás de esto para que en la siguiente entrada, con los ítems que os propondremos, podáis subsanarlo. Por el momento, vamos a explicaros de qué va todo esto.
Necesidades emocionales de los niños
Por necesidades emocionales entendemos la falta de madurez que es normal que experimenten a su corta edad.
- Escasez de recursos emocionales. Cuando nuestros hijos son pequeños todavía están aprendiendo a regular sus emociones, por lo que tienen una baja capacidad para gestionar la frustración. De ese modo, si están cansados, frustrados o hambrientos, su capacidad de autocontrol disminuye y puede provocar que nos hablen mal.
- Necesidad de autonomía. A medida que crecen, los niños y niñas buscan mayor independencia. En consecuencia, contestar mal no es otra cosa que una manera de expresar su deseo de hacer las cosas por sí mismos, su derecho a defender que se hacen mayores.
Dificultades paternas en la gestión de conflictos
Los niños también tienen otras necesidades, como controlar su entorno o un instinto fuerte de dominación. Pero esto también es algo normal.
- Imitación de modelos. Los niños y niñas aprenden a través de la observación. Si han visto respuestas bruscas en casa, en la escuela infantil, la televisión o dispositivos móviles, es probable que las imiten, y por eso es importante que seamos capaces de poner límites y normas con amabilidad, calma y firmeza. Pero, sobre todo, ser un ejemplo adecuado para que nuestros hijos se conviertan en buenas personitas.
- Falta de límites. Hay familias donde los papás y mamás no se sienten seguros a la hora de poner límites, lo que provoca que sus hijos no sepan cómo comportarse frente a tal laxitud, porque las rutinas han pasado a depender del humor de los peques. Y, bueno. Esto desencadena un descontrol donde la autoridad y las normas quedan difusas, llevando a los peques a desarrollar conductas desafiantes.
- Llamadas de atención. Cuando los niños pasan poco tiempo con sus padres y madres o cuando estos no les prestan la atención que necesitan, los niños pueden devolver su frustración o necesidad de atención no cubierta en forma de gritos o enfados que en realidad son llamadas de auxilio.
En la próxima entrada os hablaremos de qué medidas tomar frente a estos comportamientos. Si tenéis alguna pregunta, no dudéis en contactar con nosotras a través del formulario de nuestra página web, vía llamada telefónica, o presencialmente en nuestro centro de educación infantil Mi Cole en Ruzafa, Valencia.