¿Cómo pasar una mañana tranquila con nuestros hijos?

padre en la playa con sus hijos

Es oficial: estamos de vacaciones. ¡Bien! Vale, y pasada la euforia inicial, ¿ahora qué? ¿Qué hacemos con esos locos bajitos que nos absorben la energía, nos arrebatan horas de sueño, y en algunos momentos ponen a prueba los límites de nuestra paciencia? Tranquilos, que no cunda el pánico. En esta entrada traemos una receta para que el verano con vuestros hijos e hijas no se convierta en un espanto, sino más bien en algo divertido y ameno, que cuando retoméis la actividad laboral en el muy lejano septiembre echéis de menos. 

Para empezar, no dejan de llegar olas de calor, y eso no ayuda a que los peques estén tranquilos. Muy al contrario, se convertirá en una oportunidad perfecta para que protesten, se quejen y estén inquietos, con lo que a la larga terminaremos desquiciados, sudando a mares y discutiendo hasta con las paredes. Así pues, en lugar de encender la televisión y ponerlos más nerviosos, con el aire acondicionado todo el día enchufado y el riesgo que supondrá para sus gargantas, desde nuestra escuela infantil de metodología Montessori vamos a daros los ingredientes de una receta para pasar una mañana tranquila en compañía de vuestros hijos e hijas. 

Ingredientes para pasar un verano tranquilo con nuestros hijos

padre en la playa con sus hijos

Quien dice una mañana, dice un día entero, un fin de semana o incluso todos los días. No es necesario que impongamos estas actividades como una rutina tan severa como la que tienen a lo largo del año, pero si vemos que funciona no hay motivo para que no la apliquemos con cierta frecuencia. Recordad que, si algo funciona, no debemos cambiarlo. Dicho esto, vamos allá. 

  • La tele no es la solución. Puede que nos apetezca verla, por supuesto, y tampoco hay nada de malo en que les pongamos dibujitos durante un rato. Pero los estímulos audiovisuales los excitarán más, y si ya los encontramos movidos por el calor, acrecentaremos su nerviosismo. Así pues, no abuséis del recurso de la tele, y si queréis ver algún programa, película o serie, os recomendamos que esperéis a que estén dormidos para verlo. Ni que decir tiene que los móviles, tabletas o cualquier otro dispositivo tendrán el mismo efecto. Descartadlos.
  • La música amansa a las fieras. Sazonar al gusto. Las canciones de relajación suelen ir bien, tanto para niños como para adultos, cuando nos encontramos irascibles o inquietos. Y sí, puede que no siempre funcione, pero os aseguramos que en muchos casos sí, por lo que no perdéis nada por intentarlo. Buscad música de ambiente, de relajación, sin estridencias ni giros bruscos, sino más bien pausada y que provoque un efecto sedante. 
  • Ventilador y un cuento. Los cambios de temperatura son uno de los mayores responsables de resfriados en verano, así que si la temperatura no resulta asfixiante, es mejor recibir la brisa del ventilador que tener el aire acondicionado a todo trapo. Si a esto le sumamos la lectura de un cuento que les guste, o incluso de un libro que consideremos apto para ellos, podremos pasar un rato en calma e incluso divertido.
  • Salir un rato. No olvidéis que la vitamina D es importante, y viene del sol. Por mucho calor que haga, salir un ratito a pasear o al parque, donde puedan jugar y desfogarse les vendrá bien para no sentirse encerrados, y también nos sentará genial a nosotros, sus papás y mamás, para desconectar y despejar la cabeza. Si vemos que la temperatura sube mucho, siempre podemos acortar el tiempo de las salidas. 
  • Juego libre. A veces nos preocupamos por ocupar el tiempo de nuestros hijos e hijas, cuando resulta fundamental que jueguen, exploren, investiguen y utilicen su imaginación para conocer su entorno, ganar confianza en sí mismos y desarrollar su creatividad. Únicamente tenemos que ponerles ciertos límites para que no destrocen la casa. 
  • Recoger el desorden. Antes de comer, donde también nos pueden ayudar y mantenerse ocupados, bañarse o cualquier otra actividad, tenemos que recoger juntos todos los juguetes y el desorden que hayan dejado. De ese modo les enseñamos disciplina y actuamos como un ejemplo para ellos y ellas. 
  • Ir a la playa. Por la tarde, cuando cae el sol, podemos acercarnos con nuestros peques a la playa, donde puedan ver el mar, rebozarse en la arena y meterlos en el agua con nosotros para que jueguen. ¡Se lo pasarán de miedo!

Si tenéis alguna pregunta, no dudéis en contactar con nosotras a través del formulario de nuestra página web, vía llamada telefónica, o presencialmente en nuestro centro de educación infantil Mi Cole en Ruzafa, Valencia.

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