Se acabó la Navidad, volvemos al cole y es muy probable que nuestros hijos e hijas lloren, sobre todo si todavía son pequeñitos y han pasado mucho tiempo con nosotros durante las vacaciones. El apego hará que les resulte más difícil volver a la normalidad de las clases, las profesoras, y que mamá y papá vuelvan al trabajo. Pero no hay que preocuparse, pues al cabo de unos días o una semana como máximo se habituarán de nuevo. Ahora bien, ¿qué ocurre si no dejan de llorar?
Hay niños y niños que lloran por todo en su día a día, mientras que otros apenas lo hacen. Lo que sí les ocurre a todos por igual es que tienen etapas en las que lloran más de lo que suele ser habitual en ellos. Son cambios en el patrón del llanto, que ocurren de manera más o menos rápida, y que se mantienen durante un tiempo. Pero debemos entender que siempre que un peque llora lo hace por un buen motivo, ya que se trata de una respuesta adaptativa totalmente involuntaria que busca reducir el malestar de dos formas:
- Reducir la sensación de agobio o angustia. Bajando los niveles de cortisol, la hormona del estrés.
- Lanzar un mensaje al mundo. Demostrando de forma externa su sentimiento de frustración o incapacidad para pedir ayuda.
Ahora bien, si queremos saber por qué nuestros hijos e hijas lloran sin motivo aparente, deberemos tener en cuenta los cambios que se hayan producido recientemente en sus vidas y que provoquen que su capacidad de regulación emocional deje de ser la habitual. Por lo general, hablamos de cambios en la estructura familiar, rutinas y entorno, o incluso cambios que el propio niño está experimentando, como la recuperación de una enfermedad, el cambio de etapa de gatear a caminar e incluso no llevar pañal.
¿Qué hacer cuando nuestros hijos lloran por todo?

Para estos casos, desde nuestra escuela infantil de metodología Montessori vamos a proponeros algunos consejos con el objetivo de que esta fase sea lo más llevadera posible. Al fin y al cabo, no deja de ser algo temporal, pero que está afectando negativamente a nuestro peque y su rendimiento diario.
- Comprensión. Si identificamos cuál es el cambio que ha motivado su llanto, ya sea en el ámbito familiar, su entorno o en sí mismo, y nos ponemos en su situación, sabremos cómo remediar su malestar, estrés, cansancio o inseguridad.
- Reducir la estimulación. Cuando nuestros peques están más sensibles y cansados, tenemos que regular el entorno para que no contribuya a su saturación emocional. ¿Cómo lo hacemos? Pues apagando la televisión, ordenando la casa y recibiendo menos visitas de familiares o amigos.
- Facilitar el descanso. Los niños y niñas necesitan dormir muchas horas para descansar, y para ello es fundamental una buena higiene del sueño. Y lo mejor para tener un buen descanso son las rutinas, retomando los buenos hábitos y horarios que tenían antes de la llegada de las vacaciones.
- Educar en positivo. Hemos escrito muchas entradas al respecto. Así pues, en lugar de la confrontación cuando más nerviosos y difíciles están, os recomendamos que sigáis las directrices que os hemos indicado en otras ocasiones.
- Ponerlo fácil. Mientras nuestros hijos e hijas están pasando por esta etapa, podemos ayudarlos a vestirse, comer…, echarles una mano en sus tareas en general, aparte de darles una dosis extra de mimos y cariño.
Si tenéis alguna pregunta, no dudéis en contactar con nosotras a través del formulario de nuestra página web, vía llamada telefónica, o presencialmente en nuestro centro de educación infantil Mi Cole en Ruzafa, Valencia.