¿Qué hago cuando mi hijo no me escucha?

niña escuchando a sus padres

Ser o no ser, ya lo dijo Shakespeare. Aunque podríamos hablar largo y tendido sobre literatura, no es ese el campo que nos compete, así que vamos a centrarnos en esos locos bajitos que en ocasiones nos sacan de quicio. Y uno de esos momentos estelares se produce cuando nuestros hijos o hijas deciden no escucharnos y pasar olímpicamente de lo que les decimos. Pero, tranquilos, que no cunda el pánico. Si bien no tenemos respuesta para la pregunta de Hamlet, sí la tenemos para esta problemática tan común.

Hablar con niños puede ser como hacerlo con una pared, sobre todo si sentimos que no nos escuchan. Sin embargo, no debemos cargar toda la responsabilidad sobre ellos, ya que nosotros, como sus papás y mamás también podemos dificultar la comunicación. Es cierto que a los peques les resulta difícil prestar atención a lo que no está en su particular lista de prioridades, pero podemos tomar medidas para mejorar la situación. Así pues, desde nuestra escuela infantil de metodología Montessori vamos a brindaros algunos consejos para mejorar la comunicación con vuestros hijos. 

¿Cómo conseguir que nuestros hijos nos escuchen?

Como siempre os decimos, nuestros recursos no son la panacea, puesto que cada niña o niño es distinto, pero pensamos que os pueden servir de ayuda. Así que aquí os los dejamos:

  • Fuera distracciones. Esto es fundamental. Si la televisión, dispositivo móvil o los juguetes están captando su atención, es imposible que nos hagan caso. Por lo tanto, el primer paso es apagar la televisión, esperar a que termine de jugar o llevarlo a un lugar apartado, tranquilo y sin interrupciones para hablarle. De ese modo tendremos mayores probabilidades de que nos escuche. 
  • Captar su mirada. ¿Cómo hacerlo? Poniéndonos al nivel de sus ojos, dentro de su campo visual. Esto puede implicar acuclillarnos, o simplemente sentarnos. Además, tocar su hombro para atraer su atención o esperar a que nos miren antes de comenzar a hablar pueden ser de ayuda en el proceso. Ahora bien, si queremos confirmar que realmente nos están escuchando, no debemos limitarnos a preguntar lo obvio, sino ir más allá y pedirles que nos repitan lo que acabamos de decirles. Así confirmaremos si nos están escuchando o sólo nos miran mientras sus pensamientos están en otra parte.
  • Ser coherentes. Para ello, debemos cumplir con nuestra palabra. Si prometemos apagar la tele si no hacen lo que les decimos, debemos cumplirlo. No se trata de amenazar o infundir miedo; más bien, es una cuestión de disciplina y autoridad. Si les decimos que a tal hora los bañaremos, tenemos que hacerlo. Así, si no nos escuchan cuando les hablamos, otra opción es motivarles para que respeten nuestras palabras, sabiendo que lo que decimos se cumplirá sí o sí y que les conviene prestar atención cuando abrimos la boca.
  • Ignorarnos no es una opción. ¿Recordáis cuando erais pequeños y algún compañero se metía con vosotros? Vuestros padres y madres seguro que os decían algo así como “no le hagas caso y ya se cansará”. ¿Funcionaba? Claro que no. Pues cuando hablamos a nuestros hijos ocurre algo similar. Tenderán a pensar que, ignorándonos, nos cansaremos y los dejaremos en paz, y puede que en algunos momentos estemos agotados y tengamos la tentativa de desistir, pero no debemos hacerlo. Y es más, dejarlos en paz en esos momentos constituye el camino más rápido hacia la mala educación y la falta de modales. Por lo tanto, a colación del punto anterior, con nuestros hechos debemos incentivarlos a que ignorarnos no sea una opción. 
  • Ser buenos modelos a seguir. Esto también lo hemos dicho en otras ocasiones, pero es importante. Si cuando alguien nos habla, como nuestra pareja, el niño o niña percibe que estamos prestándole atención y respondemos activamente a lo que nos cuenta o pregunta, tenderá a querer imitarnos. Al fin y al cabo, los niños hacen lo que ven, y nuestros hijos e hijas suelen repetir lo que han vivido en sus casas. En consecuencia, demostrar tanto con nuestras palabras como con nuestro lenguaje corporal que estamos atentos a lo que se nos dice resultará positivo en su aprendizaje por imitación. 

Si tenéis alguna pregunta, no dudéis en contactar con nosotras a través del formulario de nuestra página web, vía llamada telefónica, o presencialmente en nuestro centro de educación infantil Mi Cole en Ruzafa, Valencia.

¿Qué hago cuando mi hijo no me escucha?
Scroll hacia arriba