Cómo ayudar a los niños a dormir

niño durmiendo

Como educadoras de una escuela infantil, pero sobre todo, como madres, sabemos que el sueño de un niño y el de sus padres tiene ritmos distintos. Durante los primeros meses de vida, nuestro bebé necesitará comer cuando tenga hambre, ser arropado cuando tenga frío, tomarlo en brazos si se siente asustado, así como dormir cuando esté cansado. Como padres y madres, esta situación nos obligará a atenderle dejando de lado nuestras propias necesidades. Pero que no cunda el pánico; esta es solo una etapa pasajera. A medida que el bebé crezca, podremos ayudarlo poco a poco a que se adapte a unos ritmos y rutinas de sueño que se ajusten más a los nuestros, aunque esto no implica que se trate de un proceso de armonización fácil, somos conscientes, pues padres e hijos deberán equilibrar sus necesidades y derechos con el objetivo de desarrollarse felizmente. Por esa razón, en esta entrada nos disponemos a brindaros algunas herramientas que os ayuden con el sueño de vuestros hijos. 

A dormir, no.

Una de las principales razones por las que nuestros hijos no quieren irse a dormir no es otra que una sencilla discrepancia de opiniones entre la hora que nosotros consideramos que es adecuada para que se vayan a la cama, y la hora a la que ellos quieren irse o a la que finalmente se duermen. Esto desencadenará inevitablemente una situación de conflicto que puede derivar en rabietas y discusiones que incluyan la temida frase «no quiero irme a la cama», que vamos a tratar de evitar de manera respetuosa. 

niña durmiendo

Antes de entrar en materia, queremos que entendáis un aspecto clave. Si el niño o niña ya está yendo a la guardería, o simplemente como sus padres y madres consideramos que es un buen momento para ir marcándole horarios y ritmos, es importante que determinemos la hora de ir a dormir como parte de la rutina del sueño. Cuando los hábitos relacionados con el descanso no se ajustan bien desde pequeños y se mantienen durante la infancia, nuestro hijo llegará a su etapa adolescente con graves carencias en cuanto a la educación del sueño y el descanso. Dormir es importante para que nuestro hijo tenga un descanso que le permita sentirse bien, no solo a la mañana siguiente, sino también a lo largo del día. Si el niño no duerme lo suficiente, no será capaz de prestar atención al profesor o jugar con sus amigos; aprendizajes que su memoria no podrá almacenar. Además, en lugar de reír y disfrutar, llorará y se enrabietará de puro cansancio, lo cual queremos evitar. 

¿Qué podemos hacer como padres y madres?

Medida correcta número uno: «establecer rutinas». La decisión de la hora no la marca el niño; la marcamos nosotros como padres. En consecuencia, realizar secuencias de actividad siempre de la misma manera encamina el cerebro a repetir los mismos patrones de comportamiento, lo que facilita que el pequeño se quede dormido. No se trata de marcar unas pautas que sean rígidas, pero sí es importante mantenerlas lo más intactas posible, sobre todo cuando estamos realizando modificaciones en sus hábitos de sueño, como puede ser el cambio de horario verano-invierno, o simplemente trasladarse a otra habitación. Así pues, podemos aplicarles cremitas o darles masajes —aunque pensemos que su piel ya no lo necesita— que permitan al niño que vaya entrando en modo descanso con mayor facilidad. 

Medida correcta número dos: «adelantar horarios». Bañarse antes, ponerse el pijama antes y cenar antes no solo permite que el niño o niña se acueste un poco antes, sino que además facilita el resto de tareas porque el cerebro de los pequeños se encuentra más descansado cuanto antes haga todas estas cosas. 

Medida correcta número tres: «contarle un cuento». Y veréis qué contento se va a la cama y tiene lindos sueños. Ya lo decían los Celtas Cortos. Pero atención, que no vale cualquier cuento. Debe ser un cuento preferiblemente en papel, de temática relajada y que no requiera una concentración excesiva, y leído en la misma habitación en la que el pequeño va a dormir para evitar que tenga que salir del cuarto y crear así una asociación positiva entre el dormitorio y él.

niños durmiendo

¿Qué no debemos hacer como padres y madres?

Medida incorrecta número uno: «te vas a ir a la cama sí o sí». Como hemos dicho, hay que establecer rutinas, no imposiciones. Si obligamos a nuestro hijo a que se duerma sin que él quiera o tenga sueño, solo conseguiremos que se enrabiete y por ende termine haciéndonos perder los nervios.

Medida incorrecta número dos: «alterar en exceso sus hábitos de sueño». Si son pequeños, no podemos someterlos a numerosos cambios, aunque ello implique dejar de lado temporalmente nuestras necesidades. Una cosa es adelantar los horarios, y otra cosa muy distinta es que cada día se acuesta a una hora diferente. Ese no es el camino.

Medida incorrecta número tres: «ponerle la tele o dispositivos electrónicos después de cenar». En contra de lo que muchos padres piensan, la televisión, el iPad y el móvil lo único que consiguen es excitar al niño todavía más, sometiéndolo a una cantidad de estímulos visuales abrumadora, por lo que así no vamos a lograr que se duerma, sino más bien lo contrario. Y lo mismo sucede con leerle cuentos que impliquen acción o sean digitales, pues una historia en la que pasen muchas cosas o que tenga luces activará su cerebro en lugar de relajarlo. 

Esperamos que esta entrada os haya servido de ayuda. Si tenéis alguna duda, estaremos encantadas de atenderos a través de la página web de nuestra guardería Montessori, por vía telefónica, o incluso presencialmente en nuestro centro de educación infantil Mi Cole en Ruzafa, Valencia. 

Cómo ayudar a los niños a dormir
Scroll hacia arriba