Somos conscientes de que este tema es difícil, así que trataremos de abordarlo de la forma más comprensible posible. En primer lugar, os formularemos una pregunta: ¿hacemos bien, como papás y mamás, en obligar a nuestros hijos e hijas a que se disculpen cuando hacen algo malo? Claro, de primeras, la respuesta parece obvia. Sin embargo, vamos a mirarlo desde otro prisma.
Todos hemos pedido a nuestro peque que pida perdón cuando le ha causado un daño a otro. Y es perfectamente normal, porque queremos enseñarle que no se puede herir (física o emocionalmente) a otras personas para conseguir lo que desea. Pero ¿qué logramos exactamente con esta actitud? No le estamos enseñando el valor de una disculpa sincera, sino que el niño o niña percibe en nuestra orden que estamos enfadados por su comportamiento, por lo que su conflicto pasa a estar con nosotros, dejando al margen el daño que ha provocado en la otra persona. En consecuencia, la disculpa se convierte en un salvoconducto orientado hacia nosotros para que dejemos de estar disgustados con ellos.
Además, al forzarle a que pida perdón, su autoestima se estará viendo afectada. Esta frase solemos utilizarla en público, por lo que los niños experimentarán una sensación de cierta humillación, ya que le estamos obligando a hacer algo delante de todos. Advertirán que no estamos escuchando su voluntad, sino que hacemos alarde de un exceso de autoridad y le presionamos para que haga algo que quizá no quiera en ese momento. Por lo tanto, el efecto que pretendemos conseguir queda completamente anulado y el niño o niña pedirá perdón sólo para evitar una situación en la que se siente perjudicado.
¿Cómo enseñar empatía a los niños?
Para poder pedir perdón de forma sincera, es necesario que comprendamos los sentimientos que hemos provocado en los demás y el perjuicio que les hemos causado. Y para que estos dos requisitos se cumplan, hay un valor que necesariamente debemos tener interiorizado: la empatía. Desafortunadamente, si ya es complicado que los adultos la adquieran, en los niños todavía resulta más difícil. Así pues, desde nuestra escuela infantil de metodología Montessori vamos a proponeros algunos consejos que os pueden resultar de ayuda.
La empatía necesita de una madurez cerebral para poder desarrollarse y esto se adquiere con el progreso en el desarrollo infantil. Debemos entender que los niños no pueden sentir empatía antes de los 3 o 4 años. Por supuesto, estas marcas temporales dependen de cada niño. No es una ciencia exacta, sino que debemos entender y respetar los tiempos individuales de cada uno. De ese modo, cuando les forzamos a pedir disculpas, no comprenden lo que están haciendo. La frase para ellos tendrá un significado, pero no lo pueden sentir porque no han alcanzado la madurez suficiente. Será una fórmula vacía que repetirán para que los adultos y otros niños no nos enfademos, pero nada más. Entonces, ¿cómo enseñamos la empatía?
- Mantener la calma. Nos ponemos a su nivel (agachados) para mantener una conversación y le explicamos que lo que ha hecho le ha causado un mal a la persona que tiene delante. Esto es importante, porque verá que sus actos tienen consecuencias sobre los demás y aprenderá a detectar las emociones ajenas.
- Reparar el daño que ha provocado. Pedir perdón es un acto de reparación. Y siguiendo esta línea, le podemos preguntar a nuestro hijo si se le ocurre alguna forma de solucionarlo, dándole opciones y acompañándole en el proceso.
- Practicar. La empatía, además de un valor muy importante en la inteligencia emocional del ser humano, es una habilidad que necesitamos practicar. Por eso, hacerlo de esta manera desde una edad temprana puede ayudar a iniciar el camino de forma correcta.
Si tenéis alguna pregunta, no dudéis en contactar con nosotras a través del formulario de nuestra página web, vía llamada telefónica, o presencialmente en nuestro centro de educación infantil Mi Cole en Ruzafa, Valencia.