En primer lugar, habría que definir el término NAS (niños altamente sensibles) o PAS, cuando no sólo nos referimos a los peques, sino a las personas en cómputo. Pues bien, no es, ni más ni menos, que un rasgo de la personalidad que se establece desde su nacimiento. ¿Y esto qué significa? Tan simple como que tenemos un hijo o hija que vive las emociones con mayor sensibilidad e intensidad que el resto. Así de fácil, y así de difícil.
Este rasgo de la personalidad puede provocar que nuestros hijos, en ocasiones, parezcan lentos o indecisos, debido a que la sensibilidad que presentan provoca un aumento de la información sensorial que reciben del entorno, y esto, unido a que su cerebro procesa a un nivel más profundo que el del resto, les dificulta tomar decisiones. Tienen su propio ritmo, y pueden llegar a bloquearse por una estimulación excesiva, dado que sus cerebros no son capaces de procesar tanta información. Y a su vez, esto provoca que reaccionen de una forma intensa o exagerada ante situaciones que a los demás nos pueden parecer normales.
¿Cómo tratar a los niños NAS?
Al igual que sucede con los niños y niñas que sienten las emociones de forma normal, no hay una guía establecida para tratar a los altamente sensibles. Sin embargo, desde nuestra escuela infantil de metodología Montessori vamos a daros algunos consejos que podéis poner en práctica.
- Empatizar. Según algunos estudios, se trata de un rasgo hereditario, por lo que la mamá o el papá pueden ser PAS. Ahora bien, independientemente de que sea nuestro caso o no, una de las cosas que podemos hacer es tratar de conectar con ellos. Es un error muy común considerarlos dramáticos, mimados y llorones. Y esto puede generar situaciones de acoso escolar porque no encajan con otros compañeros de la guardería o colegio, además de ser muy perfeccionistas y con una escasa tolerancia al fracaso y la frustración.
- Convertir su debilidad en una fortaleza. Aun siendo plenamente conscientes de la sociedad en la que vivimos, gozar de una mayor sensibilidad ayuda a desarrollar un nivel elevado de empatía, lo que contribuye a entender mejor el mundo y a las personas que lo habitan. De ese modo, aprender a gestionar sus emociones desde la infancia les permitirá convertirse en adultos capaces de vivir una vida plena.
- Animarlo a que haga actividades. Realizar una actividad en la que posea destreza y tenga gran habilidad le ayudará a sentir mayor confianza en sí mismo y seguridad para enfrentarse a situaciones cotidianas.
- Permitir que se exprese. No deja de ser similar a empatizar, pero con matices. Si el niño o niña se siente juzgado o invalidado constantemente, tenderá a encerrarse en sí mismo y no querer compartir aquello que siente por miedo a resultar ridículo frente a los demás. Por esa razón es muy importante que, como sus padres y madres, le brindemos la confianza necesaria para que manifieste aquello que lo inquieta para que nunca se sienta cohibido.
- No sobreproteger. La alta sensibilidad no es un trastorno y, por ende, no debe ser tratado como tal. Simplemente tenemos que limitarnos a apoyar, escuchar y tratar de entender.
- Acudir a un profesional. Si todo falla, acudir a un buen terapeuta le ayudará. No debemos verlo como debilidad o fracaso, sino todo lo contrario. Abrirnos a otra persona y verbalizar lo que nos atormenta es un ejercicio de valentía y fortaleza, pues no sólo nos expone, sino que además nos obliga a enfrentarnos a nuestro propio juicio moral. Por lo tanto, si vemos que no logramos llegar a nuestros hijos o hijas, antes de que sea tarde y el problema vaya a peor, pedid ayuda a un profesional de verdad.
Si tenéis alguna pregunta, no dudéis en contactar con nosotras a través del formulario de nuestra página web, vía llamada telefónica, o presencialmente en nuestro centro de educación infantil Mi Cole en Ruzafa, Valencia.