Antes de entrar en materia, como docentes de una escuela infantil que trabaja con la metodología Montessori, es necesario dejar establecida la siguiente premisa: el control del esfínter es un proceso natural que forma parte de la vida de cualquier ser humano, y como tal, hay que tener claro que son los ritmos naturales de cada niño y no la edad los que determinarán cuándo es el momento apropiado para quitarle el pañal a nuestro hijo. En consecuencia, la única forma de saber cuándo se ha producido esa conquista de la independencia por su parte es siguiéndolo, acompañándolo, observándolo y guiándolo.
¿Cuáles son las prácticas que como padres no debemos llevar a cabo?
- No premiar ni castigar. El niño debe entender que dejar el pañal no es una actividad que implique abandonar algo a cambio de algo, lo que podría suponer un efecto rebote en caso de no obtener la recompensa prometida.
- No descalificar o etiquetar peyorativamente. Como hemos dicho, se trata de un proceso que tiene que brotar de manera natural, que él o ella tienen que entender, por lo que no hay que forzar a que haga sus necesidades en el váter imponiendo nuestra voluntad, ni mucho menos recurrir a palabras malsonantes para orientar su conducta.
- No comparar. Cada niño es un mundo, con unos ritmos de aprendizaje variados, y no es bueno para él compararlo con otros pequeños que tal vez vayan más adelantados en este proceso. Lo mismo sucede con los cambios en nuestras rutinas de adultos; ya sea un nuevo trabajo, una mudanza o incluso la llegada de un hermano. Sus tiempos y nuestros tiempos no funcionan a la misma velocidad, por lo que debemos tener paciencia, observarle y ser comprensivos.
- No hablar delante de él. El sentimiento de humillación al verse despreciado por sus progenitores por no haber alcanzado la ansiada conquista puede ocasionarle trastornos tales como la enuresis, por lo que obtendríamos justo el efecto contrario del que deseamos.
Evitar estas prácticas tiene como fin que el niño tome el camino de abandonar el pañal como algo instintivo, como un aprendizaje propio y natural, y no como un condicionante externo para complacer a sus progenitores, lo que podría derivar en una recaída o en la pérdida de todos los avances realizados en su proceso de conquista.
¿Cuáles son las prácticas que propone el método Montessori?
- Preparar el ambiente. Nuestros hijos deben sentirse cómodos, y nuestra función como padres es guiarlos en este proceso con todo lo necesario: váter con adaptador, alzador para apoyar las piernas, calzoncillos o bragas, cuentos, lavabo a mano…
- Cambiar el pañal de pie. Y si es delante de un espejo, mejor. Según el método Montessori, esto les ayudará a que tengan conciencia de lo que está sucediendo, de su cuerpo, e incluso a que ellos mismos puedan quitárselo y coger otro.
- Vestir con ropa fácil de poner y quitar. La ropa cómoda lo ayudará a desenvolverse mejor en su independencia.
- Involucrar y acompañar. En las horas en que nosotros usemos el inodoro, es importante que nos acompañe y nos observe. Los niños aprenden por imitación, y vernos en el baño con naturalidad y decirles cómo se llama cada parte del mismo, puede contribuir a ello.
- Aceptar que es un proceso madurativo. El cerebro establece conexiones entre el sistema nervioso y los músculos que controlan el esfínter. Por lo tanto, mientras no se produzcan estos enlaces, el niño o niña no tendrá conciencia de su cuerpo y no podrá ejercer un control voluntario sobre su esfínter.
- Crear rutinas. El cuerpo es como un reloj, y podemos trasladar nuestros horarios de ir al baño a nuestros hijos para que se acostumbren a usarlo.
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