Una vez han transcurrido los primeros días tras la vuelta al cole, es muy normal que nuestros hijos e hijas experimenten las denominadas regresiones. Pero que no cunda el pánico, porque desde nuestra escuela infantil de metodología Montessori vamos a resolver todas vuestras dudas y explicaros cómo afrontar este pequeño contratiempo.
Empecemos por el principio: ¿qué es una regresión? Dejando acepciones científicas al margen, la explicación de estar por casa es muy sencilla. Una regresión es un patrón de comportamiento que en el pasado resultó beneficioso para el niño o niña ante una situación de inseguridad, aunque ya lo hayan superado. Es decir, podríamos considerar como algunos de estos patrones volver a hacerse pis encima, despertarse por la noche llorando y llamándonos, o pedir teta después de haber dejado de tomarla. ¿Por qué ocurre esto? Como ya os hemos dicho, puede deberse a inseguridad, miedo o incluso puro nerviosismo ante la llegada de un hermanito, separación de los padres, cambio de habitación o por volver a la guardería. Los motivos, como veis, pueden ser diversos, pero los comportamientos regresivos no suelen variar.
Hay que entender que los cerebros infantiles se sienten más inseguros al pasar menos tiempo con papá y mamá, y tienden a buscar refugio en situaciones pasadas que desencadenaban una llamada de atención que finalizaba con el objetivo conseguido. Ahora bien, ¿puede esto prolongarse hasta el fin de los tiempos? No, tranquilos; no seamos dramáticos. De hecho, vamos a recomendaros algunos consejos de los que os podéis servir durante este proceso.
¿Cómo afrontar las regresiones infantiles?
Como ahora os mostraremos, no debéis desesperaros, porque se trata de algo transitorio.
- La regresión es un mecanismo natural. Y se pasa en unos días, semanas o como mucho un par de meses. No podemos marcaros un tiempo concreto, puesto que cada niño o niña es diferente, al igual que la educación que recibe de sus padres. Lo que sí podemos deciros es que finalizará cuando se acostumbren a la nueva situación. Y lo harán.
- No hay manipulación. Lo que hay es estrés. Mucho. Y la forma que tienen de manifestarlo es mediante estos comportamientos. Así que tratad de ser empáticos y no los regañéis más de lo necesario. Ya os hemos dicho que es algo pasajero y que desaparecerá cuando la situación se normalice.
- Establecer rutinas. Sí, lo repetimos muchas veces, pero al contrario que en las relaciones de pareja, con los niños son muy efectivas. Si marcamos unas pautas, nuestros hijos se sentirán más seguros y cómodos, sabiendo en todo momento lo que tienen que hacer y que no nos olvidamos de ellos.
- Dar mimos. Esto es algo que debemos hacer siempre, pero más aún cuando lo están pasando mal.
Esperamos haberos ayudado. Si tenéis alguna pregunta, no dudéis en contactar con nosotras a través del formulario de nuestra página web, vía llamada telefónica, o presencialmente en nuestro centro de educación infantil Mi Cole en Ruzafa, Valencia.