¿Cómo guiar a los niños hacia su independencia?

facilitar la autonomia en el niño

Seguro que en muchas ocasiones, como padres y madres, nos hemos preguntado si lo estábamos haciendo bien o mal en la educación de nuestros hijos e hijas. Si debemos estar más atentos o, por el contrario, proporcionarles más libertad para que se equivoquen y cometan errores. Pues bien, según María Montessori, «cualquier ayuda innecesaria es un obstáculo para el niño». Esta reflexión nos invita a considerar a los pequeños como seres capaces, profundos, sensibles y con un enorme potencial que los adultos debemos respetar. Partiendo de ese cambio de perspectiva, comprender las necesidades de los niños y acompañarlos en su desarrollo no solo es más sencillo para los adultos, sino también más satisfactorio para ellos, ya que les ayudará a alcanzar la tan ansiada independencia de la que desde nuestra escuela infantil de metodología Montessori os hemos hablado en otras ocasiones.

Claves para una mayor autonomía.

  1. Acondicionar el entorno de los niños. Cuidado, que con esto no estamos hablando de materiales de metodología Montessori, sino simplemente de adaptar las habitaciones en las que suelen estar para que puedan correr, saltar y jugar a su antojo sin que suframos taquicardias por el camino. Los pequeños y pequeñas tienen el impulso de experimentar y moverse, puesto que son sus herramientas para aprender. Sin embargo, con mucha frecuencia encuentran que sus papás y mamás no estamos dispuestos a brindarles las condiciones necesarias para expandir su mundo, debido a que estamos más preocupados por mantener intacto el nuestro o tememos que se hagan daño. En consecuencia, lo que podemos hacer es despejar dichas habitaciones de elementos que puedan ser potencialmente peligrosos para ellos, o que temamos que, jugando y sin querer, puedan romper. 
  2. Para aprender a levantarse, primero hay que caerse. En su metodología, María Montessori propone no educar a nuestros hijos apoyándonos en prohibiciones y obstáculos, sino desde el compromiso de facilitar su autonomía. Cuanto más libre pueda ser un niño o niña, más y mejor podrá aprender y hacer por sí mismo. Si se cae o tropieza, hay que concederle la oportunidad de que se levante por sí solo, y si no puede, ahí estaremos nosotros para ayudarle; pero lo más importante es darle la oportunidad de que lo intente por su cuenta. Y así con todo lo demás. De esta manera, no solo estamos reforzando su confianza en ellos mismos, sino que además contribuiremos a disminuir las futuras trabas sociales que puedan limitar su actividad. 
  1. Los niños se hacen a sí mismos. Todos pensamos que nuestros hijos aprenden por imitación, copiando las acciones de sus papás y mamás, o incluso que cuando nacen, son como recipientes vacíos que nosotros, las educadoras de las escuelas infantiles, y los profesores del cole de mayores tenemos que llenar mediante los conocimientos que hemos adquirido a lo largo de nuestra vida. Pues bien, esto es parcialmente cierto. Más allá de nuestros aciertos y nuestros errores, que los tendremos a base de bien, María Montessori afirma que son ellos los que se construyen a sí mismos. Cuando nosotros desaparecemos, ellos siguen recorriendo el camino de su vida. Por esa razón, es fundamental que cuenten con recursos para dirigirse a los destinos que se propongan, y no que solo sepan moverse siguiendo las indicaciones de otro.
  2. Que la creatividad fluya. Es importante que entendamos que a la hora de alcanzar un objetivo, el cerebro de un niño y el de un adulto no funciona ni debe funcionar de la misma manera. Para nosotros, lo único que importa es llegar a la meta, el cómo se nos antoja secundario o incluso totalmente irrelevante. Pero para los niños, la historia cambia mucho. Ellos aprenden abordando la tarea desde ángulos innovadores, probando nuevas estrategias y procedimientos que les aportan valiosísimos aprendizajes. Así las cosas, nunca debemos ayudar a nuestro hijo mientras esté realizando una tarea en la que sienta que puede tener éxito, ya que su primer instinto es liberarse de nuestro control. Y ¿cómo sabremos si puede tener éxito o no? Observándolo y guiándolo, pero nunca indicándole atajos para que lo consiga antes. 
  3. Yo, quiero hacerlo yo. Frase lapidaria de niño por excelencia. Cuando nuestro pequeño o pequeña diga eso, nuestro deber es dar un pasito atrás y limitarnos a observar. En ese momento, podremos apreciar que todos los pasos anteriores que hemos ido dando para que sean más independientes habrán merecido la pena. 

Y hasta aquí la entrada de hoy. Si tenéis alguna duda, no dudéis en contactar con nosotras a través del formulario de nuestra página web, vía llamada telefónica, o incluso presencialmente en nuestro centro de educación infantil Mi Cole en Ruzafa, Valencia. 

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