Navidad de niños y Navidad de padres

padres con hijos jugando con la tablet

Sabemos que la Navidad ya ha pasado. ¡Vaya que si lo sabemos! Y hemos vuelto a nuestra escuela infantil de metodología Montessori con pilas renovadas para afrontar este nuevo año que sin duda será mucho mejor que el anterior. Pero no queríamos dejarnos una reflexión en el tintero, puesto que con tanto virus pululando entre las mesas de nuestros hogares y restaurantes, donde quien no estaba tosiendo, se hallaba estornudando, sonándose los mocos, con fiebre, dolores de cabeza o sin poder salir del baño, habremos tenido momentos de soledad para pensar y reflexionar. En consecuencia, esta no va a ser una entrada al uso, como las que solemos hacer, sino que va a ir impregnada de un aire más íntimo, entre vosotros y nosotras. 

Cuando somos adultos, la Navidad cambia. No hace falta que hagamos memoria para recordar cómo era mientras fuimos niños y niñas, pues podemos vernos reflejados en nuestros peques, con esa alegría, ilusión e inocencia, creyendo en la magia, los renos, duendes, Papá Noel, los Reyes Magos o lo que les inculquemos en casa. Pero esa ya no es nuestra Navidad; al menos, no toda. 

¿Cómo afrontar la Navidad con niños en casa?

padre leyendo con sus hijas

A medida que transcurren los años, crecemos, maduramos, y por ende vamos dejando cosas atrás. En ocasiones, eso que dejamos son trabajos, lugares en los que hemos vivido, amigos, familiares y amores. Y cuando llega Nochebuena y Nochevieja, todo eso que durante el año hemos conseguido reprimir, ayudados por el frenesí del día a día, puede desatarse. Vemos correr, reír y jugar a nuestros hijos e hijas, e irremisiblemente añoramos aquellos momentos en los que carecíamos de preocupaciones serias, y esos días de fiesta y vacaciones se resumían en ver a nuestros primos, tíos, abuelos y disfrutar de los juguetes nuevos. Sin embargo, cuando somos adultos, la Navidad, aparte de todo lo que ya hemos dicho, también se compone de responsabilidades y cargas que, por unos días, se pueden tornar más pesadas. Por lo tanto, no os sintáis mal si en algún momento necesitáis espacio para pensar, descansar u os mostráis taciturnos y con pocas ganas de jugar con vuestros peques.

Que un bebé llegue a nuestra vida no significa que esta se detenga y tengamos que hacer que gire en torno a él o ella. Sí, irremediablemente muchas cosas cambiarán y tendremos que adaptar nuestro estilo de vida a sus necesidades. Pero la vida para nosotros, sus papás y mamás, sigue, y los quebraderos de cabeza al margen de ellos nos van a seguir acompañando. Echaremos de menos a aquellos que ya no están entre nosotros. Pensaremos en qué habría pasado si hubiéramos optado por continuar en un trabajo o haber actuado de otra manera cuando nuestros jefes nos pidan que acudamos a la oficina un día de fiesta. Rememoraremos anécdotas con amigos que el tiempo, tal vez, haya ido dejando por el camino. E incluso puede que nos acordemos de personas que creíamos enterradas porque su tiempo ya pasó. La Navidad confiere un velo de nostalgia a esos días de fiesta que puede tornarse traicionero. Y no deja de ser algo completamente normal.

Nuestro consejo, como educadoras, es que no os sintáis mal si os ha ocurrido esto, o incluso si habéis tenido que seguir trabajando y por ende no pudisteis pasar tanto tiempo con vuestros hijos e hijas como os habría gustado. Como os hemos dicho, la vida sigue. 

Hasta aquí la primera entrada del año. Si tenéis alguna pregunta, no dudéis en contactar con nosotras a través del formulario de nuestra página web, vía llamada telefónica, o presencialmente en nuestro centro de educación infantil Mi Cole en Ruzafa, Valencia.

Navidad de niños y Navidad de padres
Scroll hacia arriba