Ya hemos vuelto al cole, y en la anterior entrada os hablábamos de las medidas preventivas que habíamos establecido para salvaguardar nuestra seguridad y la vuestra de cara a este periodo de incertidumbre. Sin embargo, en este nuevo post queremos profundizar un poco más en qué consisten algunas de esas medidas.
Entrada escalonada y por diferentes caminos. Como decíamos, los niños y niñas entrarán y saldrán de uno en uno para evitar aglomeraciones. En consecuencia, hemos dibujado unas huellas de colores del tamaño de los pies de los pequeños para que sepan por qué dirección deben entrar y cuál debe ser la de salida. Así pues, el color azul representa la ruta de llegada —con una línea blanca con franjas rojas en la entrada para delimitar el acceso de los familiares—, y el color rojo indica el camino de salida.
Zona de limpieza y zona de secado. Una vez en el interior del centro, junto a la puerta, los niños hallarán una alfombrilla doble que tendrán que pisar para proceder a la desinfección de manos y pies, así como a la toma de temperatura (zona de limpieza), para posteriormente pasar a la zona de secado, a partir de la cual podrán dirigirse a sus respectivos salones.
Aseo y limpieza constantes. En las paredes de la misma entrada hemos trazado unos dibujos con tizas para que los niños sepan cómo tienen que lavarse las manos, los materiales que deben usar, y los padres y madres puedan leer algunos de los carteles informativos respecto a este tema. Lo repetimos mucho, pero es fundamental desinfectarse cada vez que toquemos algo.
Con esto queremos demostrar que, si todos somos responsables y cumplimos las medidas que hemos establecido, llevar a nuestros hijos a la escuela infantil no tiene que entrañar ningún peligro de contagio, ni tampoco debemos incurrir en el pensamiento de que los estamos abandonando; eso no es lo normal. Lo normal es que los niños y niñas vayan al cole, se relacionen con otros pequeños y aprendan todo lo necesario durante este periodo tan importante de sus vidas. Solo hay una infancia, y los niños no deben pagar por los errores de los adultos.
Como guías, educadoras y madres, sabemos de primera mano lo difícil que está siendo para nuestros pequeños y pequeñas adaptarse a las nuevas condiciones que presenta esta nueva situación. Todos tenemos miedo, incluidos los niños —aunque no lo manifiesten abiertamente o con las mismas palabras que nosotros—, y es absurdo que tratemos de negarlo, puesto que es un proceso normal que tenemos que aceptar. Entendemos que las noticias fluctúan de un día para otro, que las mismas autoridades sanitarias dudan de la efectividad de las medidas que proponen, y todo ello desencadena un panorama de inquietud y recelo para el que nadie estaba preparado, y menos en este momento. Por esa razón, no hay que tener miedo, porque el miedo es lo que nos derrota. Lo verdaderamente importante es que conservemos la calma de cara a nuestros hijos, y que les proporcionemos la tranquilidad que necesitan para disfrutar de la vuelta al cole, para vivir una vida normal dentro de estos tiempos tan convulsos.